Una encuesta realizada por McLaughlin & Associates, que se especializa en la opinión pública, reveló que la mayoría de los cristianos (77%) cree que el régimen iraní es capaz de construir una bomba nuclear y usarla para “barrer a Israel en el mapa”. 

Esta amenaza incluso proviene del propio líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei. “Incluso si Irán renuncia a su programa nuclear, la determinación de este país de destruir a Israel no se debilitará ”, dijo en 2015 su representante en la Guardia Revolucionaria , Mojtaba Zolnourdisse. 

En la ocasión, también declaró que “el gobierno de la República Islámica de Irán, tiene el permiso divino para destruir a Israel” al referirse al Corán. En varias ocasiones, los políticos iraníes han amenazado a Israel con la destrucción.

Irán dijo que “borraría a Israel de la existencia”, cuando Ruhollah Khomeini tomó el poder en el país en 1979. El odio de Khomeini por el país se vio amplificado por el desarrollo militar y económico de Israel, que se estaba expandiendo en las regiones iraníes.

Un mundo “más peligroso”

La nueva encuesta que fue publicada por Joshua Fund, la organización de ayuda humanitaria y educativa de Israel, encuestó a 1000 estadounidenses adultos: el 67,6 % dijo creer en la fuerza de Irán para destruir a Israel , el 12,5 % no cree que un Irán nuclear represente una amenaza para el estado judío y casi el 20% no supo cómo responder. 

Luego, los investigadores separaron al grupo por religión y señalaron que entre los que creen que Irán quiere destruir a Israel con un arma nuclear se encuentran el 49,7 % de ateos, el 59,3 % de agnósticos, el 40 % de estadounidenses seculares, el 80 % de judíos, el 71,2 % % de católicos y 74,9% de protestantes.

Sobre la pregunta: ¿Cree que el nuevo acuerdo nuclear hará que el mundo sea más seguro o más peligroso? La mayoría de los protestantes y evangélicos y casi la mitad de los estadounidenses respondieron que «el acuerdo hará que el mundo sea más peligroso». 

Eso es porque el levantamiento de las sanciones económicas permite al gobierno de Irán enormes ingresos petroleros y facilita su inversión en la construcción de una bomba nuclear , a través de la acumulación de uranio.